miércoles, 31 de octubre de 2007
¿Todo vale en nombre de la libertad de expresión?
Respeto a los animales Por Rosa Montero Guillermo
Vargas Habacuc es un costarricense que dice ser artista.
En agosto hizo una exposición en una galería de Managua y, tras atar a un perro a una pared, lo dejó morir de hambre. Según él, esa sádica, bárbara y neciaobviedad era una manifestación artística. En Internet pueden verse fotosestremecedoras del pobre animal.
La noticia ha llegado ahora hasta mis manos empujada por una campaña internacional de recogida de firmas para evitar queese matarife acuda en 2008 a la Bienal Centroamericana de Honduras (puedesfirmar en http://www.petitiononline.com/13031953/).
El repugnante montaje de Habacuc reabre la cuestión de los límites del arte,o cómo bajo la excusa del hecho artístico se pueden cometer todo tipo detropelías que en realidad sólo buscan llamar la atención y sólo son puro narcisismo patológico.
Hace dos años, una exposición del Reina Sofía deMadrid incluyó un vídeo de 53 minutos en donde se veía matar a martillazos auna vaca; y lo peor fue que el Consejo de Críticos de Artes Audiovisuales sacó un comunicado en defensa de "la libertad creativa".
Qué triste que, justamente aquellos que deberían estar reflexionando sobre el arte, sobre susentido y sus fronteras morales, prefirieran abdicar del pensamiento y cultivar el corporativismo y el lugar común.
¿Pero qué demonios es lalibertad creativa? ¿Les parecerá creativo matar de hambre a un perro? Yentonces, ¿por qué no hacer arte de atormentar a un niño, por ejemplo? Aterrorizar a un crío durante horas, ¿no revelaría muy creativamente elsustrato referenci! al del miedo arquetípico y otras mentecatecessemejantes?
El caso Habacuc roza una cuestión aún más esencial, una de las fronteras de la civilidad del siglo XXI: la comprensión de nuestracontinuidad orgánica con el resto de los animales, y la certidumbre de queno seremos capaces de respetarnos a nosotros mismos si no respetamos a los demás seres vivos (igual que, tras la Revolución Francesa, hubo que aprenderque la libertad del hombre sólo se podía conseguir si también englobaba a lamujer).
Pasado mañana, Los Verdes españoles organizarán una jornada parlamentaria en apoyo de la postergada Ley Nacional de Protección Animal.Necesitamos esa ley: por los animales y por nosotros.
Enlace: http://www.petitiononline.com/13031953/ Rosa Montero 16/10/2007 / El País
Vargas Habacuc es un costarricense que dice ser artista.
En agosto hizo una exposición en una galería de Managua y, tras atar a un perro a una pared, lo dejó morir de hambre. Según él, esa sádica, bárbara y neciaobviedad era una manifestación artística. En Internet pueden verse fotosestremecedoras del pobre animal.
La noticia ha llegado ahora hasta mis manos empujada por una campaña internacional de recogida de firmas para evitar queese matarife acuda en 2008 a la Bienal Centroamericana de Honduras (puedesfirmar en http://www.petitiononline.com/13031953/).
El repugnante montaje de Habacuc reabre la cuestión de los límites del arte,o cómo bajo la excusa del hecho artístico se pueden cometer todo tipo detropelías que en realidad sólo buscan llamar la atención y sólo son puro narcisismo patológico.
Hace dos años, una exposición del Reina Sofía deMadrid incluyó un vídeo de 53 minutos en donde se veía matar a martillazos auna vaca; y lo peor fue que el Consejo de Críticos de Artes Audiovisuales sacó un comunicado en defensa de "la libertad creativa".
Qué triste que, justamente aquellos que deberían estar reflexionando sobre el arte, sobre susentido y sus fronteras morales, prefirieran abdicar del pensamiento y cultivar el corporativismo y el lugar común.
¿Pero qué demonios es lalibertad creativa? ¿Les parecerá creativo matar de hambre a un perro? Yentonces, ¿por qué no hacer arte de atormentar a un niño, por ejemplo? Aterrorizar a un crío durante horas, ¿no revelaría muy creativamente elsustrato referenci! al del miedo arquetípico y otras mentecatecessemejantes?
El caso Habacuc roza una cuestión aún más esencial, una de las fronteras de la civilidad del siglo XXI: la comprensión de nuestracontinuidad orgánica con el resto de los animales, y la certidumbre de queno seremos capaces de respetarnos a nosotros mismos si no respetamos a los demás seres vivos (igual que, tras la Revolución Francesa, hubo que aprenderque la libertad del hombre sólo se podía conseguir si también englobaba a lamujer).
Pasado mañana, Los Verdes españoles organizarán una jornada parlamentaria en apoyo de la postergada Ley Nacional de Protección Animal.Necesitamos esa ley: por los animales y por nosotros.
Enlace: http://www.petitiononline.com/13031953/ Rosa Montero 16/10/2007 / El País
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